Antes de empezar a escribir busqué en Google el título de este post.
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Sólo de ver el resultado me cansé. Me agoté. Y aún así eché un vistazo rápido. Sin pasar de la tercera página, que ahí ya es territorio oscuro y es a partir de donde me situaré con este post.
Lo más importante. Lo más relevante que ofrece mi búsqueda es el #Neuromarketing. Cientos de #coach que quieren mostrar cómo manejar un cerebro humano para venderle cosas a su portador. Caras felices. Rostros risueños. Aspecto de éxito. Metas alcanzadas. Autorrealización. Seguridad en saber guiar sus propias vidas y apoyar a las de los demás. Pletóricos de utilizar la seducción para intereses comerciales. Para vendernos cosas que no necesitamos. Para quitarnos el dinero. Para perder ilusión en la verdadera seducción.
Tanto en #arte como en #creatividad nos encontramos inmersos en un mundo lleno de palabrería. Estamos abrumados por avalanchas de libros, artículos, tesis doctorales, conferencias, guías, conferencias, webinars, videos y demás formatos y soportes que pretenden informarnos y aleccionarnos sobre cómo seducir al cerebro. Para qué hacerlo. Cuándo. Cómo. Y porqué. Una maraña de información que nos abruma y nos hace sentir ignorantes ante “expertos” en la materia.
Estamos perdiendo el sentido de observar la realidad. De contemplar el mundo. De vivir la vida a través de nuestros sentidos. A través de nuestra propia percepción. Sí. Estamos perdiendo a pasos agigantados nuestra capacidad innata de entender nuestro entorno. De sentirlo y convivir con él. Lo estamos sustituyendo por un conformismo perceptual de qué debemos consumir para vivir y no de qué debemos vivir para sentirnos bien.
EL MIEDO
Son muchas las marcas que nos “seducen” indicando que sólo quedan dos productos en stock, que sólo quedan unos pocos cupos para ese taller o seminario, etc. Marcas que juegan con lo que mejor vende a todos los niveles de nuestra vida, el miedo.
Y claro que sí. Claro que vende. Por supuesto que es efectivo. Y no sólo ahora, sino desde siempre, por eso se sigue utilizando.
La iglesia lo ha plasmado maravillosamente con sus representaciones del infierno; "observad fieles y no fieles lo que os puede pasar si no seguís el camino de Dios" (aplica, con variantes, a todas las religiones). Los cuentos clásicos para niños muestran infinitos seres terribles y situaciones que nos acechan si nos adentramos solos en el bosque. Madres y abuelas con sus advertencias en las que si no seguimos sus consejos o no dormimos pronto aparecerá el temible hombre del saco; o nos quitan el wifi directamente, en estos tiempos modernos…
PROMESAS
Al igual que con el miedo, otra de las técnicas de seducción es ofrecernos una vida mejor. Analizan qué ofrecernos y la manera en la que suavizar su principal objetivo, vendernos algo. Es entonces cuando muchas marcas eliminan la palabra "comprar" de su carrito de compra y la sustituyen por "llévame a casa", "añádeme al carrito", "disfrútame", etc.
EL PODER DE LA SEDUCCIÓN
Pero seducir al cerebro sirve para otras muchas cosas más que para vender algo material. Sirve también para generar sensaciones. Para crear estímulos. O para provocar una reacción deseada en las personas. Seducir al cerebro es entender los conceptos básicos del arte, de la percepción visual y del despertar de nuestros sentidos. Es entender que en base a la cultura en la que nos hemos criado existen pautas que pueden provocar reacciones determinadas.
Muchos hemos visto la película de animación #Ratatouille, y todos recordamos el momento mágico en el que un amargado Ego prueba el plato que lleva el nombre de la película (recuérdalo aquí). Puede que no sea el mejor Ratatouille que exista. Puede ser un plato simplemente "correcto", pero ese sabor, concretamente ese, conecta algo en el cerebro del crítico gastronómico transportándolo inmediatamente a su infancia (si no has llorado o emocionado al verlo es que no tienes alma).
Pasemos a #Instagram. Diariamente se nos muestran miles de imágenes de diferentes usuarios. Deslizamos una imagen tras otra rápidamente hasta que de repente una de ellas capta nuestra atención. Nuestro cerebro nos da una alerta; "¡Eh tú, ser! vuelve a esa imagen que tiene un no se qué que me gusta". Regresamos a ella. La examinamos. La disfrutamos. ¡Incluso le damos like sin conocer al que la ha publicado!
¿Qué ha sucedido? Algo en esa imagen ha seducido nuestro cerebro. Pueden ser los colores, el contenido de la misma, el encuadre, o algún estímulo diferente que ha conectado recuerdos o vivencias propias.
¿Y puedo yo, como fotógraf@ conseguir ese tipo de imagen que seduzca? Por supuesto. Se puede. Las técnicas básicas de encuadre en fotografía pueden ayudar bastante, sí. Hay muchos manuales y videos que las explican. Esas que todos los amantes de la fotografía conocen y pocos aplican porque aún no las tienen asimiladas. Pero aún se puede hacer más. Entender la percepción visual.
A la hora de componer una imagen y seducir materias grises existen técnicas menos conocidas basadas en las fuerzas "imaginarias" que actúan entre los objetos de una imagen y su posición respecto al marco. Así como la diferenciación entre forma (#Gestalt) y fondo. Los colores empleados o su combinación, etc. Son esos detalles en los que nos decimos; "No sé qué tiene esta imagen, pero me encanta". Algo que también se aplica a las personas. "No sé qué tiene este chico, esta chica, pero me encanta".
EJEMPLOS SENCILLOS
Vamos a intentar entender un poco cómo funciona nuestro cerebro ante una imagen. Para ello observa los diferentes círculos que se muestran a continuación, alguno de los ejemplos que uso en mis talleres de fotografía o desarrollo de la creatividad.
En las imágenes A y B son dos cuadros negros con un círculo blanco del mismo tamaño. El círculo en la imagen A, por su posición elevada, va a crear una sensación de liviandad. Parece que el círculo flota. En cambio, en la B, el mismo círculo va a parecer pesado. En las imágenes C y D vemos lo que podría ser una rampa gris sobre fondo negro y un círculo blanco del mismo tamaño. En la C, la sensación que vamos a tener la mayoría es que el círculo rodará "cuesta abajo", mientras que en la D entendemos que le costará "subir". Esta sensación varía en culturas en las que su sentido de lectura es de derecha a izquierda.
En las imágenes E y F jugamos más con nuestras sensaciones. La E es un círculo centrado y nos da estabilidad, nos da tranquilidad, mientras que en la F, el mismo círculo nos crea angustia.
Todo se vuelve más interesante añadiendo más elementos de diferentes formas y colores, puesto que empiezan a crear interacciones que nos provocan múltiples y variadas sensaciones.
Y es así como podemos encontrar fotógraf@s con una técnica de retoque espectacular que comunican muy poco con sus imágenes y a otr@s sin una técnica tan purista que comunican perfectamente un concepto, una idea. Y me refiero a personas que se dedican a la fotografía como a aquellas que se dedican al arte, a la docencia o a miles de actividades más. No es la técnica, es la manera en la que tienen de "seducir" a nuestro cerebro.
Debemos seducir cerebros aprovechando miles de estímulos que están a nuestra disposición. Despertar los cinco sentidos a través de la creatividad. Aprendamos a seducir y a no dejarnos hacerlo por aquello que no queramos ser seducidos.
Carlos L. Ríos
elcreadordenubes
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